EDGARDO ALFONZO.
QUIERO SER MANAGER.
La lluvia es pertinaz y antes de que sus compañeros salten al terreno del estadio Universitario de Caracas, Edgardo Alfonzo camina y evalúa la condición del campo junto a su manager, Gregorio Machado, el mismo hombre que lo firmó para el beisbol profesional hace poco más de 18 años.

La diferencia ahora es que los consejos que le da su tutor son para comprender mejor el juego desde el dugout, donde se toman las decisiones a la hora de dirigir, y no fuera de éste, donde las aptitudes físicas determinan el éxito.

"Todos los días uno recoge cosas importantes desde que entra al estadio y camina por el terreno, hasta que se va de él", dice Alfonzo, el capitán de los Navegantes del Magallanes sentado en el dugout. "La vida activa del pelotero, en el beisbol, es un ratico nada más, por eso uno tiene que ir aprendiendo de todo, porque no sabe qué cosas le tocará hacer en el futuro", agregó.

Sí. El emblemático número nueve de los Navegantes ya piensa en lo que será su vida después de su rol dentro del terreno de juego, que comenzó en Venezuela el siete de noviembre de 1992, cuando se convirtió en profesional frente a los Tiburones de La Guaira, en el estadio Universitario.

"Últimamente he estado pensando mucho y creo que jugaría uno o dos años más, antes de tomar la decisión de no seguir jugando", suelta Alfonzo, luego de respirar profundo y secarse el sudor de la frente. "Creo que sí, que ya se acerca la hora de descansar y de disfrutar un poco más con la familia. Pero después de eso me gustaría volver al beisbol como técnico. Me gustaría ser manager"

El nativo de Santa Teresa del Tuy, donde se crió y creció entre calles de tierras, estadios de beisbol y mangas de coleo, apunta a esa función de estratega conociendo el reto y compromiso que eso significa. Pero también sabiendo que es una de las formas en las que puede seguir guiando y orientando a los jóvenes que vienen en ascenso.

"Esa es una de las razones por la que quiero ser manager y ojalá llegue esa oportunidad en un futuro. Sé que es una gran responsabilidad pero creo que lo puedo hacer si me preparo bien", cuenta Alfonzo, mientras algunos de sus compañeros, también vestidos de civil, se le quedan mirando.

"Ser manager es algo que se ve sencillo, pero no lo es porque hay que tomar decisiones en todo momento y si las tomas bien todos estarán contentos y si no entonces la gente estará brava. Lo importantes es que uno no puede ser manager escuchando lo que digan los fanáticos de las tribunas", agregó el capitán.

Durante su carrera profesional, que cuenta con 12 temporadas en Grandes Ligas, Alfonzo ha estado bajo la dirección de muchos managers. Sin embargo, el que más le ha motivado y al que le gustaría parecerse es a Bobby Valentine, quien lo condujo desde 1996 hasta el 2002, con los Mets de Nueva York.

"Él me enseñó a reconocer mi talento y a creer en mí. Me dio mucha confianza y me brindó mucha comunicación, me mostró que eso era importante", explica el nueve del Magallanes.

Esa filosofía basada en la comunicación es la que acogería Alfonzo en su futuro rol de manager, porque "sé que eso es lo que uno siempre desea como pelotero, que le hablen y le digan qué es lo que esperan de él y en qué rol lo van a utilizar", dice.

El ejemplo labrado durante su carrera, dentro y fuera del terreno de juego, es considerado por Alfonzo como uno de los factores que le ayudaría a contar con el respaldo de los peloteros en su futuro rol de manager.

"Siempre he sido un modelo porque los respeto a todos, hago las cosas bien y no digo las cosas por decirlas. Eso es muy importante para que los demás te sigan", asegura el experimentado jugador, de 37 años de edad, quien cuenta con el apoyo de su descubridor, Gregorio Machado, para emprender su nueva meta, en la que ya comienza a dar sus primeros pasos.