MARCOS DAVALILLO.
Marco Davalillo sepultó la cronología de las primeras semanas de los Tiburones de La Guaira y, desde que asumió el mando en Maracaibo, promovió la apertura de una nueva historia donde cada capítulo forma parte del quehacer diario que tienen los escualos. La pendiente es muy inclinada pero el rostro del dogout derecho del parque de Los Chaguaramos es totalmente diferente.
“Aquí todos tenemos chance”, resumió el piloto. “Hay ocho equipos en esta liga, aquí nadie está eliminado, nadie está clasificado. Vamos paso a paso. Nadie dice que esto es algo sencillo pero hay que hablar claro. Se conversó con todos los peloteros para motivarlos y ellos saben que aquí hay un equipo”.
“Los jugadores son humanos, muchos de ellos traen a sus familiares para que los vean en acción, para ellos no es fácil asumir lo acontecido mientras ellos están arriba observando lo que está pasando”, prosiguió. “En el clubhouse no pensamos en que faltan 32, 30 o 28 juegos para finalizar la campaña”.
“Los Tiburones de La Guaira tienen dos juegos y hemos ganado los dos”, dijo al conseguir el lauro ante los Bravos de Margarita el viernes. “Los miembros de la divisa están conscientes de que tienen una responsabilidad con sus familias, con sus compañeros, con los directivos, con sus aficionados pero sobre todo consigo mismos”.
“Y no hay nada más importante que eso”, agregó.
“En la nueva era de la novena hemos evitado el protagonismo, somos una familia. Ayer el héroe fue “El Cachi”, mañana será el abridor y aquí todos los días habrá un nuevo actor dentro de un grupo de miembros que posee piezas esenciales donde todos forman una parte importante de ese elenco”.
La dosis de motivación del dirigente litoralense ha sido el epílogo de un cuento que busca construir un final asombroso en la tarea de conquistar, por lo menos treinta triunfos, para lo cual el margen de error es mínimo pero la confianza que ha inyectado Davalillo formará parte esencial para hallar el rumbo perdido.